61. Buscando a Natalie.
La lluvia de repente se hizo más intensa. El juego fue detenido. Todos hicieron las maletas afanosamente y se apresuraron a regresar al castillo.
Edgar miró el asiento vacÃo de Natalie, cuyo cabello y hombros se mojaban por la lluvia. No importaba cuánto odiara a Leonard y no quisiera preguntar, no habÃa otra manera.
Está lloviendo tanto que empapa toda mi ropa, asà que iadónde he ido y no ha vuelto?
En ese momento se acercó Leonard. Edgar intentó preguntar dónde habÃa ido Natalie.
Sin embargo, Leonard habló primero.
"¿A dónde fue la señorita Maron?"
Se hizo el silencio mientras el sonido de la lluvia torrencial se podÃa escuchar desde todas direcciones.
"Pensé que sabias.·-"
Leonard no sabe dónde está Natalie.
Cuando ese hecho quedó claro, Edgar se calló. Entonces el surco entre las cejas de Leonard se hizo más profundo.
"¿No estaba él contigo? "Parece que te estaba siguiendo al castillo"
Leonard se acarició el cabello mientras se mojaba por la lluvia. Todas las miradas estaban puestas en la gente que salÃa del estadio.
"Puede que esté en el castillo, asà que vayamos juntos primero"
Leonard, que hablaba con calma, dio el primer paso. A diferencia de él, Edgar rara vez estaba tranquilo. Los pasos hacia el castillo se hicieron cada vez más apresurados.
Cuando llegamos al castillo, los truenos habÃan comenzado a retumbar afuera. Los empleados repartÃan toallas. Edgar preguntó de inmediato.
¿Está aquà la señorita Maron?"
La criada respondió a la pregunta de Edgar con expresión perpleja.
"No. "Ella no vino".
Después de escuchar esas palabras, la Condesa miró a los invitados con expresión seria.
"¿Han regresado ya la señorita Maron y la dama del duque?"
Un relámpago brilló ferozmente fuera de la ventana. La fuerte lluvia no daba señales de detenerse.
En ese momento habló el lacayo.
"Las vi yendo en dirección al bosque de abetos. "Ellas dos iban juntas"
La señorita Allen, que se estaba quitando el polvo del vestido mojado, pareció sorprendida.
"Dios mÃo, iestás en el bosque con este clima?"¿Te gusta eso?"
Frederick que habÃa estado escuchando en silencio, se unió, tocandose el pecho agitado mientras su resaca aún persistÃa.
'Si vas a buscarlo de todos modos, no sabrás dónde está y será aún más peligroso."La lluvia dejará de caer pronto, asà que es mejor esperar primero."
"En lugar de deambular, serÃa mejor esperar primero·."
Mientras respondÃa la condesa, miró hacia la ventana con ojos ansiosos.
Leonard suspiró, incapaz de hacer esto o aquello.
"Entonces serÃa mejor esperar primero."
Mientras la gente hablaba entre sÃ, Edgar simplemente miraba por la ventana.
No habÃa la menor señal de presencia en la entrada del bosque. La vista del jardÃn donde no se podÃa encontrar a Natalie, estaba manchada por las gotas de lluvia que
golpeaban la ventana.
Cuando se escuchó el sonido de un trueno golpeando la ventana, la gente sorprendida dejó escapar un solo grito. La lluvia, que caÃa a cántaros, golpeaba amenazadoramente la ventana.
La imagen de Natalie tendida bajo la lluvia pasó por la mente de Edgar. Natalie est á asustada por una fuerte tormenta, Natalie deambula por el bosque tiritando de frio...
Los ojos de Edgar vacilaron mientras miraba la fuerte lluvia que hacÃa huecos en la tierra del jardÃn.
En el momento en que una luz intensa cruzó la ventana, Edgar vio a Natalie llorando tristemente. El sonido de la lluvia se hizo más fuerte, como el cielo llorando.
Sólo un pensamiento permaneció en la mente de Edgar.
Tengo que ir con Natalie.
Edgar salió de la ventana y se dirigió directamente hacia la puerta. Entré por la puerta donde entraba la lluvia a cántaros. Salté bajo la lluvia torrencial.
La gente que vio esto se sorprendió y gritó: "iSr. Wharton!" y llamó.
Leonard corrió hacia la puerta. Vi la espalda de Edgar corriendo bajo la lluvia. Me dirigÃa hacia el bosque, con la cabeza y los hombros mojados por la lluvia.
"¡Édgar!"
No hubo respuesta. El único sonido era el fuerte sonido de la lluvia. Leonard miró a Edgar mientras se alejaba con una expresión hipnotizada en su rostro.
Las voces de la gente sorprendida se hicieron ruidosas.
"Dios mÃo...sin paraguas..."
"¿No deberÃa alguien ir contigo? "iEs demasiado peligroso ir solo!"
Dijo la Condesa con el rostro pálido. Frederick observó su entorno, pero no pudo acercarse de buena gana.
Leonard dejó escapar un profundo suspiro y le tendió la mano a la criada.
"Dame el paraguas"
🌸🌸🌸🌸
La buena noticia entre las desgracias fue que se reveló la capilla que el señor Thorpe habÃa estado buscando durante tanto tiempo. La capilla originalmente blanca pura se habÃa vuelto gris debido a los signos del tiempo y estaba envuelta en enredaderas de árboles.
Natalie corrió directamente a la capilla con la señorita Weinger. Abrà la puerta de la capilla con fuerza. Cuando la pesada puerta se abrió con un chirrido, entró el olor a humedad caracterÃstico de un lugar antiguo.
Finalmente salà de la fuerte lluvia y pasé la noche. La señorita Weinger temblaba, con el pelo bien peinado colgando.
"Dios mÃo, oh Dios mÃo.."
La señorita Weinger murmuró con el rostro pálido. Natalie entró en la capilla y miró dentro.
El interior de la capilla estaba oscuro y frio. Los candelabros estaban endurecidos.como si hubieran estado encendidos hacÃa mucho tiempo.
Más que un lugar para encontrar tranquilidad, parecÃa el telón de fondo para que tuviera lugar un evento aterrador. Aún asÃ, era un refugio valioso para aquellos que se mojaban completamente por la lluvia.
"Tendré que esperar aquà hasta que deje de llover"
Mientras Natalie hablaba, la señorita Weinger, que la habÃa seguido, se sentó en una silla. Los labios finos parecÃan como si alguien hubiera sido encerrado en un congelador.
"Si estoy atrapado aquà asà para siempre..."iSi esto continúa, moriré congelado antes de poder volver a casa!"
La voz de la señorita Weinger temblaba de miedo manifiesto. Su rostro lloroso parecia el de un niño asustado.
Natalie tenÃa un sentimiento de responsabilidad, como siempre le ocurrÃa cuando estaba cerca de alquien mà s débil que ella. Me quité el chal de los hombros y lo puse sobre los hombros de la señorita Weinger.
La lluvia parará. No hay lluvia que caiga para siempre en el mundo. "Si esperas, seguramente brillará el sol"
Le dije a la señorita Weinger lo mismo que solÃa decirle a Sally cuando era pequeña. La señorita Weinger, que era una niña más testaruda que Sally, entreabrió los labios como si estuviera a punto de replicar.
Añadió Natalie interrumpiendola.
"Podremos regresar cuando el sol caliente. Es mejor pensar en positivo. No hay nada malo en pensar cosas buenas, y nada mejorará si piensas cosas malas"
En lugar de discutir, la señorita Weinger, que mantuvo la boca cerrada, agarró el chal de Natalie y lo ató.
Natalie tomó la mano de la señorita Weinger. TenÃa las manos frÃas. Asà que lo sos tuve con fuerza para mantenerlo caliente.
La señorita Weinger miró a Natalie con los ojos entrecerrados.
"..."¿Qué estás haciendo?"
"Hará calor".
El trueno golpeó con fuerza. El sonido que salió por la puerta abierta resonó con fuerza en la capilla. La señorita Weinger se encogió de hombros con expresión asustada.
Natalie también se sorprendió pero actuó con calma. Si me sorprendÃa, pensé que la señorita Weinger se sorprenderÃa aún más. La mirada de la señorita Weinger, que habÃa estado mirando a Natalie mientras le sostenÃan la mano, se suavizó lentamente.
El trueno pasó. Natalie soltó la mano de la señorita Weinger y se dirigió hacia la puerta. Primero cerré la puerta. Como cuando le cerré la ventana a Sally, que tenÃa miedo a las tormentas.
La lluvia se hizo más débil y luego mas fuerte, y no habÃa señales de que fuera a detenerse. Antes de darme cuenta, el cielo se estaba oscureciendo.
Mientras Natalie miraba por la ventana, se dio cuenta de una cosa. Dentro de la valla afilada, habÃa lápidas con nombres grabados aquà y allá.
Justo al lado de la capilla habÃa un cementerio.
Las palabras del señor Thorpe sobre los fantasmas que acechan en el castillo me vinieron a la mente de manera desfavorable. Natalie sintió un escalofrÃo en la espalda por un momento y miró hacia atrás.
Estaba nervioso porque sentÃa que algo iba a saltar desde el rincón oscuro de la capilla. Me sobresalté cuando la puerta de la capilla vibró con el viento.
El mal tiempo o perderse no fueron los únicos problemas. ¿Qué harÃas si hubiera un animal salvaje que se comiera a la gente? No, si no es una bestia, sino un monstruo o un fantasma.
Natalie de repente se puso seria. Después de pensarlo un poco, decidà bloquear la puerta. Por casualidad vi un trapeador viejo en un rincón.
Traje una bolsa para trapeador y la colgué en la manija de la puerta. El mango de madera estaba agrietado aquà y allá y no parecÃa muy fuerte. Pero fue mejor que nada.
El viento golpeaba con fuerza contra la delgada ventana. Me preocupaba lo que pasarÃa si la ventana se rompiera. Mientras esperaba interminablemente a que dejara de llover, comencé a sentirme ansioso.
"Si estoy atrapado aquà asà para siempre..."
Natalie sintió como si el miedo de la señorita Weinger se hubiera extendido a ella y pensara que nunca podrÃa regresar.
Sacudà la cabeza y traté de alejar mi ansiedad.
En el silencio que duró mucho tiempo, de repente se escuchó el sonido de una puerta traqueteando.
Natalie se sobresaltó y miró hacia atrás.
¿Es el viento?
Miré en silencio la puerta. Entonces la puerta se sacudió, esta vez con más fuerza. La fuente del fuerte ruido sordo no pudo haber sido el viento.
¿Es una bestia que vive en el bosque?
Se escuchó un ruido sordo, como el de un ciervo golpeando la puerta con sus astas. El trapeador que colgaba del pomo de la puerta sonó como si fuera a romperse en cualquier momento.
Natalie tomó nerviosamente la mano de la señorita Weinger.
El sonido del golpe fue tan persistente que sonó como si estuvieran tratando de destruir completamente la puerta.
Como si hubiera algo a lo que apuntaran dentro de la capilla.
EI mango del trapeador se rompió con un estrépito. El sonido de un fuerte choque siguió una vez más.
EI sonido de la lluvia torrencial y el fuerte viento llegó como si me abriera los oÃdos.
Finalmente, la puerta se abrió.
Natalie cerró los ojos con fuerza cuando vio la sombra de un ciervo alto
en la entrando.
"iNatalie!"
Una voz familiar gritó mi nombre con urgencia. Natalie abrió los ojos con suavidad.La persona que corrÃa hacia mà se volvió cada vez más clara.
Era el señor Wharton.